La ciudad Sagrada de Caral se ubica en el valle de Supe, en la provincia de Barranca, al norte de Lima, a la altura del km. 184 de la carretera Panamericana Norte, en el área Norcentral del Perú.
Caral es uno de los principales sitios arqueológicos de la civilización Caral, la primera civilización de América, formada en el Perú hace 5 mil años, tan antigua como Egipto, Mesopotamia, India o China. Esta civilización desarrolló una avanzada tecnología, ciencia y arte; destacando en ingeniería, medicina, agronomía, astrología, música y danza.La forma de organización sociopolítica de la civilización Caral y el nivel de conocimientos de sus habitantes trascendieron el espacio y tiempo, convirtiéndose en un modelo para las poblaciones peruanas con otras culturas, como la Inca; sobre el cual se sentó las bases de la estructura organizativa de las diversas sociedades de los Andes centrales.
La ciudad de Caral ocupa 66 hectáreas y su zona nuclear está divida en dos partes: Caral Alto y Caral Bajo, en la parte alta se encuentran las edificaciones y construcciones más grandes de la ciudad: siete edificios monumentales, dos plazas circulares hundidas, dos espacios de congregación colectiva, unidades residenciales de los funcionarios, así como un extenso conjunto residencial de especialistas y servidores, en donde se piensa se realizaban ferias, según calendario festivo. En la parte de Caral Bajo se encuentran edificios de menores dimensiones, como el complejo arquitectónico del Anfiteatro, el edificio del Altar Circular y un conjunto residencial, igualmente, de menor extensión.
Uno de los datos más interesantes de la busqueda en los restos arqueológicos es que no hay ningún rastro de armas o identificaciones de ejercito alguno, por ello hoy en pleno siglo XXI que Latinoamérica vive tiempos de reencuentro y liberación, Caral se presenta como uno de los más grandes ejemplos de nuestra identidad y nuestras capacidades originarias. Porque es en nuestras raíces, donde conseguiremos las mejores luces para la superación del capitalismo y la dependencia.
Gustavo Villapol
Comunicador Popular
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